Pier hacen lo suyo, y bastante bien. Este trío madrileño lleva funcionando desde 2003, con una formación de guitarra, bajo y batería, que en ocasiones incorpora otros elementos (flautas turcas, trompeta, …). Trabajan la improvisación a partir del relato, de la historia temporal. A veces -como el sábado-, el público es interpelado e invitado a proponer la base argumental sobre la que se elabora la pieza. Esto provoca una profana comunión -o sacra complicidad- con el espectante, que inhibe, creo yo, la peligrosa monotonía que amenaza los espectáculos de improvisación en directo. La ejecución muy interesante; diría que Pier propone un viaje por el interior de las mentes ajenas, para llegar a una comprensión de lo otro en su extraña cercanía, con la certeza de lo inabarcable del relato, de la infinita apertura de lo dicho en el sonido.
Cuando llegó el turno de Gregorio Jiménez, entró en escena la conjunción: electrónica, experimentación electroacústica y programación digital, al más puro estilo Hacker. Ver a un profesional de la música como es este hombre -catedrático de composición electroacústica en LEA (Laboratorio de Electroacústica del Conservatorio Superior de Música de Valencia)- jugando con las arduino y hackeando la Wii, emociona al más profano de los asistentes. Lo más interesante es el artilugio que se ha montado con sensores de movimiento entrando en el cerebrito de la Arduino (en la foto), que abre un universo de posibles de cara a la relación de la música con su ejecutante. Muy bueno también el proyecto con danza en el que los movimientos de las bailarinas dan origen al sonido y a sus variaciones. Dani
Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.