Escribo ahora que todo el público del seminario de fachadas digitales está comiendo (casi más con el café o la siesta) para comentar un tema que, no es para menos, me alegró bastante. Ayer, durante la mesa redonda, tras las charlas de Susa Pop, Julian Oliver y los chicos de Plazanimada, salió el tema de la mediación cultural como parte importante del proceso usuario-obra.
El peligro, al que estamos muy acostumbrados, está en que la gente pase por delante de una instalación, sea cual sea, proyectada en un espacio urbano, y que la experiencia de ese caminante sea la siguiente:
llego-veo algo bonito/curioso-sigo mi camino.
Este caso en absoluto se aleja de la realidad; hace poco, durante la Noche en Blanco, algunas personas se quedaban mirando Waves to Waves to Waves, la instalación que Medialab Prado tenía en la Plaza de las Letras, y pensaba que sólo era eso, una proyección de imágenes y sonidos. La mayor parte de las veces, y tratando de no llegar al «avasallamiento», los mediadores tratábamos de acercarnos al público para explicarles que ellos podían modificar la obra proyectada ya que, las imágenes y sonidos que ellos percibían eran modificados por los propios usuarios.
Por tanto, ese receptor de una obra pasa a ser usuario de la misma cuando al proceso antes citado le añadimos un par de pasos intermedios:
llego-veo algo bonito/curioso- me lo explican- participo (o no)-sigo mi camino.
Ahora que estamos a punto de estrenar la fachada digital en Medialab Prado, es importante llegar a la gente y construir con ella algo interesante. Como ayer decía Susa Pop durante su charla, al igual que una pantalla de estas características es una ventana a lo global y una red conectada, también crea identidad local y los ciudadanos/vecinos deben ser, con respecto a lo que allí se exhibe, usuarios activos.
Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.