Una posición más realista?

El jueves pasado 18 de octubre, Fernando Cascón vino a dar una conferencia sobre la propiedad intelectual en Medialab Prado, como lo anunciamos en el post anterior. Y efectivamente, la postura del señor Cascón no corresponde a la que estamos acostumbrado a escuchar, que sea en Medialab Prado donde se suele discurrir en contra de la propiedad intelectual, o en el espacio mediático y urbano donde se impone un discurso violento y culpabilizante a favor de la propiedad intelectual.
La posición de Fernando Cascón es conciliadora: reconoce el copyleft como un tipo de propiedad intelectual, y piensa que sólo el creador puede decidir bajo cual licencia quiere difundir su creación. Este respeto absoluto para la libertad del creador es un posicionamiento muy tentador que parece bastante factible y realista.
Sin embargo, el señor Cascón, que sabe muchisimo de propiedad intelectual, es un señor de las leyes: es un señor que quiere la justicia, el «equilíbrio», como lo mencionó varias veces, porque cree que los fundamentos del derecho actual son válidos, y entonces que la propiedad intelectual es un derecho legítimo y benéfico.
Pero, ¿la voluntad del señor Cascón de decir que el copyleft es una variante del copyright no sería en realidad una manera de impedir que la excepción se haga la regla, o más bien, la manera de evitar de cuestionar la propiedad intelectual en frente de la emergencia de otro sistema y la posibilidad de otro derecho? ¿No sería sencillemente una manera de confesar que la propiedad intelectual ha dejado de ser una buena ley, ya que, hecha para defender a los creadores, ellos mismos la rechazan?
Ademas, lo que de primeras parece como un posicionamiento realista, al pensarlo se desvela como puro idealismo. Porque esperar de las empresas y de los políticos que sean racionales, y que no emprendan los caminos de los abusos es utópico, y semejante posición acaba siendo una mera defensa de un sistema abusador.
La ínica posición real y útil que se puede sostener, buscando soluciones y siendo coherentes, es la de oponerse a la propiedad intelectual, y buscar otra forma de gestionar el acceso a la creación. Eso es lo más realista, sobre todo cuando ya no se trata de cultura, sino de medicamentos, de recursos naturales, o de genes.
La propiedad intelectual en nuestra época se ha vuelto ser la ley de la industria, y protegerla es proteger la industria cultural en su modelo actual. La solución, en lugar de proteger una propiedad intelectual que está acabando siendo una ley perversa, se debe sitúar en la adapatación de la industria a las necesidades sociales actuales que transparecen en el comportamiento «ilegal» de miliones de gente que descargan música o películas.
Seguramente hace falta de parte del sector empresarial y del poder político reflexionar sobre la relación entre la empresa, el creador, y el ciudadano para proponer otro sistema organizativo, otra forma de transmitir la creación, y otra forma de pagar el creador, para que la cultura y el conocimiento sigan exisitiendo, se transmitan y se usen por lo sociedad, y nos deje salir de un sistema maniqueo mentiroso en lo cual la victima es más que nunca el ciudadano sometido al poder de las empresas.

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