Mediación y democracia técnica

De repente, las luces de Michel Callon y las de Antonio Lafuente me hicieron ver una posible solución para contribuir con hacer del espacio de Medialab Prado un espacio común.
A ver lo que os parece:
No identifico bien a los afectados que vienen a Medialab Prado, es decir no sé perfectamente a que necesidades contesta Medialab Prado. Sé por lo menos que aquí se intenta pensar el mundo de otra forma. Los afectados de Medialab Prado, supongo, son gente que quieren pensar el mundo de otra forma. No nos hace falta ni definir más Medialab Prado ni identificar precisamente a los afectados de Medialab Prado, porque es al estar juntos en este espacio que se pueden constituir como colectivo y que puede emergir una identidad colectiva y temporal de afectados, que cambiará necesariamente según las actividades de Medialab Prado y el tema del diálogo. Por lo tanto, la definición del espacio y del discurso se adaptará al colectivo y a la actividad.
Me explico: al proyectar los términos de la democracia técnica en nuestro entorno, diríamos que como trabajadores somos los «expertos». El conocimiento es «la programación y las actividades», pero también todas las deciciones que tienen que ver con el funcionamiento del espacio: publicidad, compra de sillas… Como mediadores somos los agentes que pueden construir un espacio de producción colectivo del propio espacio y del discurso.
Y no lo queremos hacer sólo de forma tradicional, es decir integrando lo que nos dice la gente y recogiendo las anecdotas, los saberes académicos y las experiencias de los vecinos, sino creando una herramienta de participación.
Empezamos con lo que entendimos empiricamente: que había que hacer transparente los procesos de construcción del lado de los «expertos», que había que valorar la subjetividad como modo de conocimiento, pero a este momento sólo contemplabamos la nuestra, que había que permitir la participación, pero en el blog se queda desequilibrada e insuficiente, y que había que pensar proyectos que puedan dar una percepción del espacio verdaderamente colectiva. Pero esos proyectos complejos son de dudosa eficacia participativa. Hicimos estos pasos a lo largo de un poco más de un mes, hasta llegar al punto que llegamos ahora, y que me parece el buen punto de partida:
la organización física de herramientas de construcción de conocimientos, de medidas, de decisiones, de discursos…
¿Qué serán? Unos foros, como los «foros híbridos» mencionados por Michel Callon, regulares, semanales, con quién quiera, con quién se sienta concernido o afectado.
Como sólo soy mediadora, me permito tomar la responsabilidad de la creación de foros en torno a la mediación para que se construya colectivamente nuestro espacio.
Las declaraciones de principio, las justificaciones conceptuales, o los proyectos ambiciosos fracasados no son aceptables. A partir de ahora entonces, ya que hemos llegado a la respuesta buscada desde hace más de un mes, nos debemos comprometer en que vuestra participación exista realmente.
¿Podría esperar yo entonces, como yo y mediadora y a favor del procomún, a que mediante este blog, o mediante la palabra directa en el espacio de Medialab Prado, afectados o concernidos por la elaboración del espacio y del discurso de mediación y otros «expertos», me digan lo que podríamos hacer? ¿Cuando nos podríamos reunir? ¿Para dialogar?
Sin vosotros Medialab Prado no puede ser un espacio participativo.

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