imagen por yoheiyamashita
Uno de los propósitos que me he hecho para ‘el nuevo curso’ es el de profundizar acerca de las licencias libres; no sólo cuáles son y cómo se usan, lo cual no tiene truco ni trampa (bueno, truco, como todo, tiene, sobre todo cuando ciertas entidades quieren buscar las cosquillas a la gente que usa estas licencias.) La clave está en saber cómo se pueden usar de manera que una obra pueda estar viva. Me explico: últimamente, con esto de la investigación sobre bases de datos públicas que los mediadores culturales estamos haciendo, con motivo del próximo taller Visualizar. Datos Públicos, Datos en Público, me he dado cuenta de que, al igual que hay mucho repositorio con obras a disposición del público y punto pelota (lo cual está muy bien) también existen numerosos proyectos participativos donde la gente colabora, manteniendo así una obra viva, cambiante y enriquecida con el conocimiento y aportación voluntaria de cientos de personas.
Esta obra viva, cada vez más grande, debe tener una licencia libre que permita a dicha obra mantener su naturaleza original.
Y todo esto se me ha ocurrido porque mañana, a eso de las siete de la tarde, Miquel Vidal (de Libresoft) y Miguel Ángel Lastra Cobo (de addSensor) van a ampliar información sobre estas licencias y los repositorios de software libre.
ana_fm
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