Finalmente queda inaugurado el Simposio Visualizar que servirá como encuadre teórico a la serie de talleres que tendrán lugar entre el 14 y el 28 de Noviembre. Sheila Pontis ha sido la encargada de los honores del pistoletazo de salida con una interesante ponencia acerca de la evolución histórica de la visualización de datos, desde sus orígenes -primer mapa encontrado, fechado en el 6.200 a. de C.- hasta la actualidad digital.
Según Sheila, la visualización de datos habría atravesado tres períodos paradigmáticos: una primera fase -etapa de mímesis- de acumulación frenética de todo lo observable, donde nos encontraríamos una carencia absoluta de metodología y ninguna pretensión de aval científico, se entienda este como se quiera, y que se enmarcaría cronológicamente en el final del siglo XIV; una segunda fase, a finales del XVIII, donde aparecen las primeras construcciones gráficas e intentos de codificaciones cromáticas, así como el surgir de la preocupación en torno al procedimiento epistémico mismo, con la aparición del debate “científico”, al mismo tiempo que despunta ya el problema de la banalización que mana de la popularización de la(s) nueva(s) herramienta(s) -¿es postulable el paralelismo: excedentes de datos-excedentes de planos/mapas?-; y una tercera, iniciada con el catastrófico siglo XX, que poco a poco se va recuperando de sus excesos bélicos y puede volver a centrarse, tras la II G.M., en el desarrollo cartográfico y la globalización semiótica en lo que respecta al abordaje y estandarización del encriptado y decodificación del plano.
Cerraba su intervención con una pregunta abierta que enuncio aquí de memoria, y que creo puede servir de despegue hacia uno o varios debates en torno a los esfuerzos contemporáneos por desarrollar formas que permitan la visualización de importantes masas de acontecimientos: Estos intentos de proporcionar herramientas que resuelvan el eterno conflicto interpretativo, apoyados fundamentalmente en el estado actual de desarrollo tecnológico, ¿mantienen, sostienen, contienen cierto “bagaje teórico de fondo” -que me aventuraría a decir que tiene que ver con la gestión del conocimiento y las relaciones de poder que subyacen- o son simplemente puestas a prueba de esa situación tecnológica hiperdesarrollada?
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