Ya sé que mi reflexión no tiene nada nuevo: el conocimiento y la sed de conocimiento es la traducción de una voluntad de control del entorno. Desde el impulso más natural como él del niño que no deja de preguntar para poder situarse en un mundo que descubre hasta los sistemas más sofisticados de mapeado que usan estados mayores y servicios de información estatales, son maneras de estabilizar la realidad pasandola por filtros de representación que producen la ilusión de su conocimiento.
Pero, obviamente, no tengo el objetivo de vincular conocimiento y control de manera a proponer la ignorancia como llave de la felicidad general! Mi intención es unicamente apuntar la no perfección de la visualización de datos por una razón muy sencilla: que la visualización de datos en sí no es una disciplina sino una herramienta, que es el proyecto a cual está aplicada que determina si el objetivo de la visualización es positivo o no. Luego, quiero hacer hincapié sobre otra cosa, que en un espacio dedicado al entusisamo tecnológico y contemporáneo, donde a veces falta un conocimiento histórico de las cosas para evitar los ingenuismos exagerados y los falsos descubrimientos, es muy importante emitir una mirada crítica y un poco distanciada con el todo tecnológico, y reflexionar sobre si las nuevas herramientas valen para todos los temas y objetos. La discriminación atenta entre buenos y malos medios, la proyección y la consciencia de las posibles consecuencias del uso de ciertas tecnologías aplicadas en ciertos temas, y la medida del impacto real de un proyecto, son tres aspectos fundamentales que no se pueden olvidar por puro entusiasmo.
Que las cosas estén claras: la visualización de datos nace de la voluntad de sistematizar el conocimiento para hacerlo más eficiente. Los primeros catastros, visualización de un territorio nacional en relación con la propiedad de sus habitantes, se hace con el objetivo de hacer más eficiente la recogida de los impuestos y aumentar el control sobre las poblaciones. Se podría multiplicar este tipo de ejemplos. En la actualidad, el conocimiento de las emociones y de los gustos, si a la vez da la ilusión a quién se expresa de ser reconocido como una identidad específica no cofundida con las demás que manifiesta, por su elección, su originalidad que además puede exhibir delante de una masa no identificada que se puede revelar de forma esquemática como “amigos”, sirve sobre todo de herramienta de control y de marketing a las empresas que usan este conocimiento para elaborar nuevos productos de consumo, y formas egocentricas de entender el mundo. Pero ¿será que el sistema económico y social actual hace que el uso de la libertad siempre resulta ser el uso de una apariencia de libertad, una mentira, que sólo nos lleva hacia más control? O ¿será que, necesariamente, una herramienta siempre conocerá buenos y malos usos? ¿No se podría aplicar el principio de precaución a las nuevas tecnologías gracias a una consultación colectiva?
Es aquí precisamente, estrategicamente, que tenemos que ser vigilentes. Aquí significa, en el nacimiento de una herramienta, y vigilente significa aplicar el principio de precaución. En lugar de deber aplicarlo cuando ya este demasiado tarde, cuando ya la tecnología se ha difundido, y que sus consecuencias negativas obligan a los afectados a organizarse y encontar actitudes y soluciones paliativas, debemos aplicarlo ya al principio de la herramienta. El sector de la nuevas tecnologías y aún más el espacio de generación de una nueva herramienta es naturalmente el lugar de los expertos: porque son siempre pocas personas pionieras, porque al momento de su generación no se encuentra vulgarización ni educación simultánea, ni publicidad de la herramienta, porque se constituyen en comunidades codificadas y separadas del entorno social. Por eso, la palabra y la mirada del profano tienen que entrar, como garantía de la aplicación del principio de precaución, en el proceso de elaboración de la herramienta, para intentar explotar una herramienta unicamente por su lado positivo, es decir, para elegir o experimentar un modelo de desarrollo que intente excluir aplicaciones negativas, es decir en contra de las poblaciones, de una herramienta. No sería más eficaz publicitar las nuevas herramientas para que las poblaciones puedan elegir las vías de desarrrollo que se les . Democratización, está bien, mejor que nada, pero demasiado tarde. Actuar antes, en lugar de imponer una herramienta, constatar sus buenos usos, lamentar los malos, y obligar a la gente a participar a posteriori en algo cerrado, voluntariamente, imponiendo la participación como un valor social altamente moral y valorado. Entonces, ¿cómo hacer? La gente no sabe, no tiene el conocimiento para participar en la elaboración compleja de una herramienta nueva. Pero, existen otras maneras de participar que pasa por las formas de gestión y de difusión de los grupos de investigación, y de información y de formación, para devolver lo público al público. Y tal vez, en cuanto a la visualización de datos será demasiado tarde para experimentar las formas híbridas de democracia técnica abordadas en el laboratorio del Procomún, pero será bueno conservar esta reflexión para pensar formas de organización y de mediación para crear foros híbridos y otras formas de participación fundamentales para que las poblaciones se reaproprien su poder y su destino desde la elaboración misma de la herramienta. El momento de la creación como momento estratégico que invertir para la reapropriación de nuestro desarrollo y nuestro futuro.
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